• Los siete países centroamericanos todavía poseen playas desconocidas por la mayoría de los turistas.
  • Belice con más de 200 islas y una longitud de costa mayor de 386 kilómetros, guarda alguna de las mejores playas del planeta.

Centroamérica, cuna de antiguas civilizaciones y gran riqueza cultural y natural, alberga ciudades llenas de misticismo, patrimonio natural y sobre todo, costas de ensueño. Entre sus siete países, se encuentran algunas de las mejores playas del mundo, caracterizadas por aguas cálidas cristalinas y arenas blancas o doradas. Un lugar perfecto para descansar, disfrutar de la naturaleza y el sol o atreverse a practicar un deporte acuático.

Playas paradisiacas con sabor latino

La extensa costa centroamericana, bañada por el océano Pacífico y el Atlántico, posee algunas de las mejores playas del mundo con naturaleza variada.

La bahía nicaragüense San Juan del Sur, esconde La Flor, una playa casi virgen protegida como Refugio de Vida Silvestre a causa de ser uno de los pocos desovaderos de tortuga. Su playa amplia y de arena fina, no cuenta con hoteles ni restaurantes lo que permite disfrutar de un ambiente relajado.

Por su parte, las playas de El Salvador se adaptan a todo tipo de turistas. Los Cobanos cuenta con un arrecife coralino de 157 km de largo siendo el más grande del Pacífico norte y su playa es de arena casi blanca. Un lugar paradisiaco para disfrutar de la tranquilidad y el relajamiento en un entorno rural.

Guanaja es una de las tres islas que componen el archipiélago de Islas de la Bahía, Honduras. Es uno de esos lugares que no suelen figurar en las guías de viajes y que gracias a que la mayor parte de su territorio y aguas circundantes son una reserva biológica, la biodiversidad se ha mantenido en un estado muy saludable. Guanaja se divide en dos islas: la más pequeña es Bonnacca Cay que alberga las instituciones del Estado y la mayoría de la población isleña y la segunda, la isla grande, está prácticamente desierta y salvaje y esconde un paisaje montañoso cubierto de extensos pinares, saltos de agua y playas paradisiacas con palmeras.

En Panamá, existe una preciosa playa a la cual se puede llegar en bicicleta ubicada en Boca del Toro llamada Boca del Drago. Está rodeada de restaurantes locales con una amplia variedad de platos caribeños con el pescado acompañado de arroz con coco como ingrediente principal. También se pueden realizar caminatas y visitar la conocida playa Estrella.

Una de las playas más veneradas de Costa Rica es la llamada Tamarindo, ha sido reconocida como la playa más bella de toda Costa Rica, rodeada por costas que pueden ser recorridas por manglares y una magnífica biodiversidad. Sobresale a su vez, por la posibilidad de practicar surf ya que se encuentra rodeada al menos por cinco enclaves conocidos mundialmente a muy poca distancia, tales como Playa Avellanas, Playa Langosta y Playa Grande.

Guatemala también guarda playas maravillosas y no tan conocidas. Una de ellas es Playa Blanca,  ubicada en el departamento de Izabal. Se accede únicamente en lancha y es completamente salvaje debido a la restricción de construir hoteles y restaurantes. El agua es transparente y el suelo es uniforme y carente de formaciones de coral, lo que permite nadar o pasear 60 metros adentro de la costa sin que el agua cubra y sin miedo a lastimarse los pies.

Belice, el pequeño tesoro del Caribe

Belice ofrece un sinfín de playas para todos los gustos. Cuenta con más de 200 islas y su longitud de costa supera los 386 kilómetros. Además, el agua azul que la rodea, convierte a este tesoro del Caribe en un lugar ideal para practicar deportes acuáticos como buceo y kayak o simplemente para relajarse y gozar del entorno. Gracias a la protección de algunas áreas, todavía existen zonas con poco desarrollo y deforestación, algo que nos permite disfrutar de la flora y la fauna más salvaje.

Este pequeño paraíso centroamericano no cuenta con la popularidad de sus países vecinos en cuanto a destino vacacional se refiere, a pesar de tener algunas de las playas más magnificas y un ambiente inmejorable alejado del ruido y el estrés, algo que permite al viajero sumergirse en la realidad de la cultura beliceña.

Entre su multitud de sitios por conocer, se encuentra Placencia, un pequeño pueblo costeño de pescadores con largas playas de arena blanca y aguas cristalinas, además de una exuberante selva.

Otra particularidad de la zona es el Gran Agujero Azul de Belice, un pequeño atolón ubicado a 100 kilómetros de la costa continental y la Ciudad de Belice. Su formación se remonta al periodo glacial cuando el nivel del mar subió y las cavernas se inundaron; actualmente cuenta con 300 metros de ancho y 123 metros de profundidad. Este singular agujero azul intenso con borde turquesa, es un lugar popular entre los buzos recreativos dado la gran diversidad de especies de peces, esponjas y corales.